Artículo de Jose Manuel Mirás en la web RICA Red de Intercambio de Conocimiento Agroalimentario
La salud del suelo en el punto de mira: el proyecto S.O.S.-Suelo / José Manuel Mirás
José Manuel Mirás Avalos
Departamento de Sistemas Agrícolas, Forestales y Medio Ambiente (SAFMA)
Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)
jmmiras@cita-aragon.es
El suelo es una fina capa (solo unos centímetros o pocos metros) de la corteza terrestre, cuyo manejo inadecuado puede provocar pérdidas irreversibles, ya que juega un papel fundamental en innumerables procesos esenciales para la vida. El suelo retiene agua y nutrientes, permitiendo la vida de plantas, microorganismos y animales. Además, es un medio vital para el ser humano, ya que soporta la producción agraria, que produce el 95% de los alimentos. Se estima que el suelo captura el 20% anual del carbono de origen antrópico emitido anualmente a la atmósfera. Estos servicios se dan por sentado, pero, en realidad, los suelos son un recurso escaso y amenazado a nivel global, más si cabe en el arco Mediterráneo y España. De hecho, el 60-70% de los suelos de la Unión Europea se encuentran sometidos a procesos de degradación, principalmente como consecuencia de prácticas de gestión insostenibles (exceso de laboreo, contaminación por pesticidas, pérdida de materia orgánica, entre otras) y por las consecuencias del cambio climático. En Aragón, el porcentaje de suelo agrícola en el que se aplica algún tipo de medida de conservación (cultivos cubierta, acolchados) es tan solo del 22,5% y 16,8% de la superficie dedicada a cultivos leñosos y barbechos, respectivamente. Esto implica que los suelos de cultivo en la región son muy vulnerables a diferentes presiones que pueden comprometer su calidad.
Foto 1: Parte del equipo de trabajo del proyecto tomando muestras de suelo en un campo de cereales bajo manejo de siembra directa.
Las políticas comunitarias tratan de incorporar herramientas para fomentar el manejo sostenible del suelo, principalmente en ecosistemas agrarios, pero en definitiva es el adecuado manejo a escala individual el que determinará que el suelo pueda cumplir todas sus funciones en el futuro. Entre las acciones prioritarias están incrementar el almacenamiento de carbono en el suelo y la estabilización y/o reducción del uso de fertilizantes nitrogenados y fosfatados. En general, estas estrategias contribuirán a mitigar el cambio climático, mejorar la productividad de las zonas de cultivo, incrementar la seguridad alimentaria y aumentar la biodiversidad. Así, surgen el Pacto Verde Europeo y otras estrategias: “One Health”, Objetivos de Desarrollo Sostenible, etc.
Por tanto, determinar la calidad del suelo en diferentes agroecosistemas y fomentar prácticas que la mantengan o, incluso, la mejoren es de gran importancia para alcanzar la sostenibilidad en el tiempo de estos ecosistemas. Mientras la calidad del agua y del aire se definen por su grado de contaminación, la calidad del suelo suele definirse de forma más amplia como «la capacidad de un suelo para funcionar dentro de los límites del ecosistema y del uso de la tierra para sostener la productividad biológica, mantener la calidad ambiental y promover la salud de las plantas y los animales». Esta definición refleja la complejidad y la especificidad de la parte subterránea de los ecosistemas terrestres. En este sentido, rara vez se ha llevado a cabo una evaluación de la calidad del suelo con respecto a amenazas específicas, las funciones del suelo y los servicios de los ecosistemas, y pocos enfoques proporcionan esquemas claros de interpretación de los valores obtenidos. Esto limita su adopción por los gestores del suelo, así como de las políticas encaminadas a su conservación.
En este contexto nace el proyecto “Evaluación de la calidad del suelo en diferentes agroecosistemas y determinación de indicadores para un manejo sostenible” (S.O.S.-Suelo) que aborda estas problemáticas desde un enfoque integral y multidisciplinar. Este proyecto ha generado un conjunto de indicadores que permite, de manera sencilla y semicuantitativa, evaluar la calidad de suelos de cultivo (Tabla 1).
Tabla 1. Conjunto de indicadores para el diagnóstico básico del estado de calidad de un suelo agrario.
Tabla 1. Conjunto de indicadores para el diagnóstico básico del estado de calidad de un suelo agrario.
El protocolo para medir estos indicadores se pondrá a disposición de los usuarios (agricultores, técnicos de cooperativas, gestores de tierras, etc.), lo que facilitará su adopción a gran escala. Por otra parte, se ha comenzado la evaluación pormenorizada del estado de calidad del suelo en agroecosistemas mediterráneos manejados bajo diferentes estrategias (convencional, orgánico, integrado, etc.), lo que proporcionará información relevante para definir las prácticas más sostenibles para cada tipo de agroecosistema. Finalmente, se han establecido dos parcelas demostrativas (una en cultivos anuales y otra en un viñedo) donde se contrastan diferentes estrategias de mantenimiento del suelo.
Foto 2: Los organismos que habitan el suelo, como las lombrices, son excelentes indicadores de la calidad del suelo en sistemas agrarios.
Con este proyecto se espera obtener un impacto positivo tanto a nivel ambiental (mejora en la calidad del suelo), económico (reducción de costes de producción) como social (mayor concienciación sobre la importancia de conservar el suelo).
El proyecto S.O.S.-Suelo está coordinado por el Dr. José Manuel Mirás y en él participan investigadores y técnicos del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y colabora un investigador de la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD-CSIC). Además, se cuenta con el apoyo de agricultores de las tres provincias aragonesas que se han prestado a que el equipo de trabajo del proyecto evalúe la calidad de los suelos en sus fincas.
Todas aquellas personas interesadas en estos temas pueden consultar los avances del proyecto S.O.S.-Suelo a través de su página web: https://sossuelo-cita.es/
Agradecimientos: Este estudio forma parte del programa AGROALNEXT y ha sido parcialmente financiado por MCIN con fondos NextGenerationEU de la Unión Europea (PRTR-C17.11).
Fuente: http://ricagroalimentacion.es/